20 Ago La defensa de la autenticidad de los aceites de oliva
En España, a diferencia de lo que ocurre en Italia y Portugal, es habitual ofrecer los aceites de oliva en los establecimientos del canal HORECA (hostelería, restauración y marketing) en envases que permiten una reutilización inmediata y prácticamente indefinida (las denominadas “aceiteras” y/o botellas etiquetadas que no se encuentran precintadas). Constituye una práctica cuya prohibición hace años que demanda el sector oleícola español.
En febrero y mayo de este año, el Comité de Gestión de Materias Grasas acordó importantes cambios en las normas de comercialización de los aceites de oliva, entre ellas, la obligatoriedad del uso de envases irrellenables para ofrecer los aceites de oliva en el canal HORECA en todos los países de la Unión Europea. Sin embargo, posteriormente, el Comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, Ciolos, dio marcha atrás y retiró la propuesta. Constituye ésta una decisión sorprendente si se tiene en cuenta que, dentro del Plan de Acción del Sector del Aceite de Oliva de la Unión Europea fechado el 18 de junio de 2012 –elaborado por la propia Comisión-, y más concretamente en el apartado de “Calidad y controles”, se pretende, entre las acciones a emprender a nivel de etiquetado y de normas de comercialización, “animar a los estados miembros a exigir la utilización de envases que no permitan el relleno en el canal HORECA”.
La decisión de la Comisión es, además de contradictoria, difícil de entender porque la mencionada práctica presenta un cúmulo de riesgos, tanto para los consumidores finales como para los operadores económicos. Así, desde la perspectiva de los consumidores, la posibilidad de rellenar directamente los envases en los establecimientos de hostelería y restauración constituye un caldo de cultivo para el desarrollo de comportamientos fraudulentos que lesionan sus derechos e intereses. Y es que esta práctica genera una situación propicia para explotar la asimetría informativa del mercado por parte de los empresarios menos honestos, de tal manera que podrían aprovechar la situación para ofrecer grasas vegetales de calidad inferior. Incluso, cuando el envase reutilizado es una botella etiquetada, la citada práctica viene a ocasionar un riesgo por las discrepancias que puedan existir entre la información contenida en el etiquetado del envase usado y la grasa vegetal efectivamente ofrecida.
Por su parte, desde la perspectiva de los operadores económicos, la práctica a la que estamos aludiendo, viene a lesionar claramente los intereses de los productores, ya que la reutilización de botellas etiquetadas para el ofrecimiento de nuevos aceites podría lesionar gravemente al titular de la marca adherida al envase reutilizado.
Si analizamos esta práctica desde un prisma económico, puede llegarse a una conclusión de idéntico signo. Y es que, desde la perspectiva del mercado, la necesidad y conveniencia de eliminar la reutilización de envases, encuentran significado en los siguientes argumentos. De un lado, muchos productores de aceites de oliva de calidad no contemplan la posibilidad de comercializar sus aceites a través de establecimientos de hostelería y restauración porque piensan que los riesgos asumidos son mayores que los beneficios que pueden obtener. En efecto, un productor que se esfuerce por ofrecer un buen producto en el mercado no desea que su botella sea rellenada con otro aceite de inferior calidad, dado el deterioro de imagen y pérdida de valor de marca, ni que su aceite sea vertido en un envase que no permite identificarlo a través de su marca.
Del mismo modo, la prohibición del relleno generaría, de otro, una cultura de la calidad en el canal HORECA que, ahora, es sólo incipiente y que tendría efectos –creemos- en la mayor valorización del consumidor de los vírgenes extra y, en consecuencia, del desarrollo de su demanda. Y es que el canal HORECA resulta más accesible para los medianos y pequeños productores que el canal de la distribución comercial, en el que la elevada concentración y el dominio de las marcas de distribuidor, lo hacen prácticamente imposible de abordar, considerando el elevado grado de atomización sectorial actual. Siendo así, si los productores de aceites de calidad confiaran en el canal HORECA para comercializar sus productos, se produciría un doble efecto nada desdeñable; a saber, el conocimiento de muchas más marcas por parte de los consumidores y la conversión del canal HORECA como agente promocional e impulsor de la demanda de aceites de oliva de calidad.
En consecuencia, con independencia de que el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Arias Cañete, se haya comprometido a impulsar una modificación de las actuales normas al objeto de prohibir los envases rellenables de aceites de oliva en el canal HORECA, es necesario seguir insistiendo en Bruselas, bajo los argumentos antes esgrimidos, sobre todo, los relativos a las propias normas comunitarias y a la defensa de la autenticidad de los aceites de oliva y la protección de los consumidores, para que la Comisión Europea reconsidere su postura.
Manuel Parras y Ángel Martínez son catedráticos de la Universidad de Jaén
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