18 Jun La campaña de cereal avanza, una cosecha no tan buena y con precios de hace más de 30 años
La campaña de cereal avanza y prácticamente en algo más de una semana terminará en nuestra zona.
Una campaña de un trigo que mejoró su calidad por una primavera (marzo y abril) que tuvimos lluvias, y dieron un giro a la sequedad del terrero porque el invierno no ha sido prolífico en precipitaciones y que hicieron temer que el desarrollo de las plantas no pudiera culminar a fruto. Aún así y con unas superficies de siembra similares a la anterior campaña y las circunstancias presagiaban una cosecha record, según Asaja ni por asomo llegaremos, la cifra apunta que se alcanzarán los 22,6 millones de toneladas de las que 19,1 serán de cereales de invierno y 3,5 de maiz.
La superficie sembrada es superior a la del año pasado, sobre todo en trigo duro, que el año pasado sus precios no fueron del todo malos. Por el contrario que éste que a falta de tener un precio estable los agricultores ponen el grito en el cielo y no sin razón ya que los precios que se barajan ronda lo que se pagaba hace más de 30 años.
En nuestra cooperativa se prevé llenar los silos al completo de su capacidad además de con las miras puestas que pronto salgan a venta directa y empiecen a mermar los trigos depositados en las eras.
Un año más, y según destaca Asaja se pone de manifiesto, el grave problema de falta de rentabilidad que amenaza al cultivo de los cereales y que pone en serio peligro su supervivencia. Los agricultores se plantean, cada vez más, el cambio a otros cultivos más rentables, con el peligro que eso lleva aparejado ya que somos un país deficitario en cereales y esto aumentaría aún mas nuestra dependencia del exterior en este mercado, algo que nos hace tremendamente dependientes y peligrosamente vulnerables.
Asaja va a solicitar al Gobierno una actualización de los contingentes arancelarios porque entra mucha mercancía del exterior, sin que exista reciprocidad ya que en los países terceros se produce con menores garantías fitosanitarias y medioambientales.
En suma, los productores de cereales se encuentran en un escenario aún peor que hace unos meses cuando, antes de la crisis del COVID19, salieron a las calles para protestar por los bajos precios percibidos.
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