02 Mar Aceite de oliva Premium: Cambiar todo para que nada cambie
Ante la nueva propuesta que se está estudiando en el Parlamento Europeo sobre la creación de una categoría superior a “Aceite de Oliva virgen Extra” (AOVE) solo puedo entender que es un error que afectará negativamente al global del sector de los Aceites de Oliva y no beneficiará a medio plazo a nadie.
Es verdad, que en el marco actual ante el que estamos, existe un problema de “Falsedad en el etiquetado o mislabelling” en el que un “Aceite de Oliva Virgen” es etiquetado, deliberadamente, o no, como “AOVE”. Este problema ha sido achacado por algunas envasadoras (grandes y pequeñas industrias) a la diferencia de criterios de los paneles de cata, siendo intención de mucho de ellos el eliminar el Análisis Sensorial de la normativa vigente.
Ante este marco, es normal que quienes llevan años envasando AOVE de intachable calidad, y siempre exigiéndose el máximo en características organoléptica estén cansados de estar en la misma categoría comercial de aquellos que buscan siempre el valor justo para cumplir con los requisitos mínimos de calidad.
Sin embargo, el crear una ulterior categoría para albergar a estos grandes AOVE sería un error. En primer lugar, y el principal damnificado sería el consumidor. Desde hace años, desde que un joven Manuel Parras Rosa a principios de los años noventa mostrara los claros desconocimientos que el consumidor posee sobre las categorías comerciales, se ha avanzado poco. Sí es verdad que el consumidor hoy en día empieza a diferenciar dichas categoría y calidades, pero sus conocimientos no están afianzados, y una categoría superior les crearía más dudas.
Esta nueva categoría sería un nuevo piso en una torre de Babel construida de arena. Es necesario afianzar y apuntalar dichos conocimientos para que no se desmorone el trabajo realizado hasta ahora. Es importantísimo seguir invirtiendo en formación a los consumidores, porque es el camino para que éstos demanden esa alta calidad, tanto en el lineal como en la restauración, donde en muchas ocasiones nos encontramos AOVE que de extra tienen poco.
Un círculo vicioso
Por otro lado, con la nueva nomenclatura no se avanzaría mucho porque los mismos envasadores que actualmente incurren en “falsedad en el etiquetado”, podrían volver a caer en el mismo engaño. Pues la categoría superior tendría unos límites de exigencias que estos envasadores intentarían alcanzar nuevamente con unos mínimos, desvirtuando a aquellas marcas que lo cumplirían sobradamente.
Los Aceites de Oliva son el alimento más legislado en Europa, con una reciente modificación del Reglamento 2568/91 que incrementa a tres páginas las tablas de parámetros físico-químicos y sensoriales que deben cumplir las categorías.
¿Vamos a seguir complicándo las clasificaciones de los Aceites de Oliva?
Es verdad que estas normas están para evitar el fraude y garantizar la genuinidad; y por ello, y con más motivo, se deben hacer cumplir.
En mi opinión, y me consta que coincido con varios expertos en Aceites de Oliva, en primer lugar hay que hacer cumplir la normativa vigente, sin excepciones. En segundo lugar, si hay que hacer modificaciones en la normativa vigente para defender a los que están trabajando por hacer más y mejor calidad, se deberán hacer.
Quizás simplemente los criterios que se barajan para exigir esa supuesta nueva categoría “Premium” debieran exigirse simplemente para la categoría AOVE.
Una propuesta barajada ya por algunos asesores del COI, y que comparto totalmente, es bajar el límite máximo de la acidez a 0,4% para la categoría AOVE. Difícilmente se encuentran AOVE con valores de acidez mayores, quizás en un año extraño como la campaña 2014-15, pero con ello defenderemos mejor a quienes han buscado un máximo de calidad. Con esta barrera en la acidez se crearía un criterio de selección que defendería mejor a quienes buscan la máxima calidad que a los que busca el mínimo esfuerzo.
La restricción del límite máximo de acidez debería ir acompañado inexorablemente de un análisis sensorial. Tanto los que estamos a favor como los que están en contra del Panel Test coincidimos en que hay que mejorar la reproducibilidad y repetitividad de dicha herramienta de trabajo. Habría que incentivar y facilitar el acceso de los envasadores a estos Paneles.
El virgen sufre lo mismo
Por último, también tengo que mencionar que la categoría AOV posee iguales problemas que la categoría AOVE: mucho Aceite de Oliva Lampante (AOL) se etiqueta como AOV. Estas modificaciones en PE no soluciona tampoco este problema.
Creo que la legislación debe defender más restrictivamente la categoría AOVE, pues ya es complicado separar AOV de AOVE como para incluir una categoría “Premium”. No por ello estoy en contra de que existan asociaciones como QvExtra! o Aceites de Pago; al contrario, pero dichos criterios de exigencias deberán estar fuera de la normativa europea.
Esas categorías comerciales que refuercen la confianza del consumidor deben venir dada por organismos como las Denominaciones de Orígenes, IGP o Certificaciones de Productos Ecológicos. Estos organismos deberán ser quienes establezcan esas exigencias aún mayores que den la tranquilidad al consumidor que el producto adquirido posee unos criterios de calidad superiores a las exigidas para ser denominado AOVE.
Creo que debemos ayudar al consumidor y no caer en complicar las categorías comerciales, pues el fraude siempre ha encontrado vías de acceso para el engaño. Debemos hacer cumplir la normativa, y si hay que modificarla, es para hacerla más restrictiva para poder etiquetar con la máxima categoría comercial.
Fuente: Olimerca
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